Cuando estamos embarazadas tenemos conocimiento de algunas palabras que en algún momento ya habiamos escuchado, pero que sin embargo no les habiamos dado la importancia requerida hasta es te momento, y una de ellas es el famoso cordón umbilical...
El cordón umbilical es una especie de tallo que une la placenta con el feto, cuya formación la constituye una vena y dos arterias, rodeadas por una sustancia gelatinosa protectora. A través del cordón el cambio de sangre materna y fetal es continuo durante el embarazo; la vena aporta oxigeno y las arterias eliminan el anhídrido carbónico que genera el feto.
Es muy flexible, permite al feto todos los movimientos flexibles; sólido (es dificil que se deje comprimir, lo que perturbaría el fluido sanguíneo) y elástico (capaz de soportar tracciones de 5 a 6 kg). La presión de la sangre, bombeada continuamente a través de él, ayuda a mantenerlo recto, y evita que forme nudos a que, por su longitud, obstaculize las patadas y volteretas del bebé. En el cuarto mes de gestación su tamaño es casi tan largo como el del feto y sigue creciendo; en el momento del parto su longitud es de 50 o 60 cm., aunque puede medir de 12 cm. a un metro.
El principal riesgo de un cordón largo es que puede enredarse en el cuello, tronco, pies o brazos
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